Desahogos, pensamientos, vivencias... lo que pasa por mi mente a un solo paso.

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jueves, 26 de mayo de 2011

En la palestra: ¿TV en decadencia?

Ya no sé que creer: o yo estoy mal enfocada o algo está pasando en la TV chilena. Hace un par de días comenzó un nuevo programa de televisión llamado 40 o 20. Le dí la oportunidad de verlo, a lo mejor valdría la pena. Nada. Más de lo mismo y tal vez peor. Gente sacando "el corazón de la chica" en un gran cubo de hielo. Otros, totalmente "matadores" intentaron todo lo que estuviese a su alcance para ganar la competencia: hasta "mear" el cubo era una opción. ¿Qué está pasando? ¿Tan básicos somos? No puedo -ni quiero- creerlo. Sin embargo, me choca bastante lo que está ocurriendo con la televisión nacional. Programas sin sentido y además con personas que lo único que saben hacer -hasta ahora- es humillarse y avergonzarse frente a todo el país. Su decisión. 
La misma pregunta ronda mi cabeza: ¿es lo que nosotros queremos ver como audiencia o la TV nos lo autoimpone?


Espero sus opiniones y visiones sobre este tema.

Segunda columna: "En la palestra"

Ideas nuevas van surgiendo... ahora voy por mi segunda columna: "En la palestra". 
La idea de este nuevo proyecto es comentar hechos o situaciones del acontecer nacional e internacional. Tal vez con un lado de inocencia, o podría ser con malicia también. Todo es posible.

Bienvenidos!

domingo, 15 de mayo de 2011

Todo depende de tí

Su nombre era Pedro del Rosar, pero su madre adoraba decirle Pedrito. Él tenía doce años, pero pese a su corta edad, su inteligencia y habilidad con las máquinas era realmente sorprendente. Nunca se había visto a un pequeño con tales destrezas, llegando a confeccionar autitos a control remoto, robots para jugar, entre otras cosas. Mas, sin siquiera sospecharlo, se acercaba el día en que conocería que su inmenso talento sería más que eso en los años venideros. Su vida estará a punto de cambiar… para siempre.

Era un día de primavera, las flores comenzaban a brotar lentamente, las hojas se volvían de un exquisito verde, se oía el cantar de los pájaros y todo parecía resurgir dando así por terminado el frío invierno que acababan de sobrellevar. Pedrito se encontraba, como de costumbre, jugando en la vereda de la calle con sus juguetes y creaciones. Su madre pasaba largas horas en la cocina, debido a su trabajo como gastrónoma, por lo que Pedrito lograba sumergirse en su imaginación sin tener interrupción alguna. Pero este día sería distinto, este día no serían sus ilusiones lo que observaría, sería la realidad… una “realidad” del futuro.

Mientras jugaba, Pedrito tenía una extraña sensación, casi se podría decir que suponía lo que pasaría. De repente, oye un estruendoso ruido, se asusta, quiere correr donde su madre, pero un “algo” se lo impide. Tras el sonido, viene la luz, una luz blanca y cegadora, ésta tapa completamente la visión del niño… por lo que no ve lo que se aproxima. Luego de segundos sin tener vista alguna, abre los ojos. Su cara se deforma de inmediato, la sorpresa que le causa ver frente suyo a un joven, de edad similar, salido de la nada le causa temor y mucha duda. Se traga sus miedos y decide hablarle. - Tal vez no lo vi entrar – piensa para sí mismo Pedrito.

-         Hola, me llamo Pedro. ¿Cómo te llamas?
-         Emmmmm… mi nombre es TJ, vengo del futuro… de tu futuro.
-         ¿Qué? ¿De qué estás hablando? Estamos en el 2010, es imposible que vengas del futuro – responde Pedrito.
-         Nada es imposible – afirma TJ.

Pasaron horas y horas de conversación y fue así como TJ le explicó a Pedrito que él era un androide que venía del futuro y que su misión era advertirle sobre un suceso que le ocurriría a él durante su adultez. Pedrito no creía lo que escuchaba, era tan fantástico pensar que un robot viajase del futuro sólo para decirle lo que no debía hacer. Estaba un poco escéptico, pero recordó su corazonada anterior. – Debería creerle, ¿para qué me mentiría? – dialogaba Pedrito con su yo interno.

-         Acepto tu ayuda – dice Pedrito.

Pero no era llegar y prevenir. Antes, Pedrito debía aprender la lección para saber el por qué debía cambiar en el futuro. Aunque TJ moría de ganas de contarle quién realmente era, sabía que no sería sencillo para el niño comprender que en verdad él era su robot, su propia y magnífica creación, realizada cuando éste se convirtió en un exitoso científico de connotado renombre. Es por esto, que el androide decidió omitir esa parte e ir directamente a lo importante: la advertencia.

-         Pedrito, necesito que entiendas que es importante arreglar este imperfecto, con él tu vida terminará siendo un verdadero martirio y todos tus frutos habrán sido en vano – le advierte TJ al niño.
-         Ayyy, no sé por qué das tantos rodeos… nada malo me va a pasar, siempre he sido una persona humilde y sencilla –afirma Pedrito.

TJ narra su larga travesía al pequeño. Menciona que es un robot futurístico, que lo conoce cuando él era un científico muy destacado internacionalmente. Todo en su vida iba viento en popa, tenía una gran casa con una hermosa y extrovertida familia, había logrado el reconocimiento de la sociedad, pero por sobre todo, había cumplido su mayor anhelo: elaborar sus propios inventos y maquinarias.

-         De qué te preocupas entonces. Todo es perfecto en mi futuro –comenta, en un tono sarcástico, Pedrito.
-         Espera, ahora viene la mala noticia – sentencia el robot.

Y en efecto, no todo era color de rosas como creía el muchacho. TJ continuó su historia y así, Pedrito supo unas cuantas verdades. No era humilde ni menos sencillo como en la actualidad, la fama y prestigio que había obtenido lo habían transformado en un ser detestable, persona que se cruzase en su camino era inferior a él, incluso su esposa e hijos ya no aguantaban la situación. Toda la madurez e intelecto de niño, se había convertido en odio hacia los que no pensaban como él. La gente no lo toleraba, su popularidad iba disminuyendo y con eso también su vitalidad. Los años se le venían encima, pero él no cambiaba. Estaba resignado a terminar solitario, tal vez se convertiría en ermitaño, quién sabe.

-         ¡No lo puedo creer! Tú me mientes – dice Pedrito con el intento de culpar al androide de sus malos augurios.
-         No Pedro, créeme. Por esto he viajado en el tiempo y espacio, quiero ayudarte a cambiar, necesito hacerlo – suplicando TJ.

Las lágrimas comenzaron a brotar por la cara metálica del robot (sí, aunque fuese creado, tenía sentimientos), pensaba que no lograría su misión, que el futuro ya no tenía vuelta atrás. Pero en eso, el niño vio a TJ y su corazón se ablandó instantáneamente, creyó todas las palabras que había dicho, su llanto lo conmovió. Así, el androide pudo finalizar su cometido.

-         Sólo debes respetar a los demás, todos somos iguales y merecemos el mismo trato – comenta TJ.
-         Sí, lo sé. Creo que en el futuro me enceguezco tanto con la idea de ser reconocido, que olvidé mis raíces, de donde provengo y quien realmente soy. Voy a arreglarlo, no te preocupes TJ – dice Pedrito.

Su fin se había cumplido, era hora de regresar a su era. TJ se despide de Pedrito, le agradece haber confiado en él y le dice que antes de que se de cuenta, volverán a estar reunidos. Como por obra de arte y magia, aparece nuevamente esa luz resplandeciente que anula toda visibilidad que pudiese tener Pedrito. Él se resistía a esa luminosidad, quería ver a dónde se iba su nuevo amigo, pero el ardor en sus ojos era más fuerte. No lograba observar nada, sólo oía a lo lejos palabras contradictorias por parte del robot. El sonido se alejaba cada vez más, hasta que un grito retumba en su oído… nunca olvidó esa frase. 


– Yo, TJ, soy tu robot. Tú me creaste en tu adultez y tú confiaste en mí en tu niñez. Pronto nos volveremos a ver mi querido amigo, muy pronto – gritó el androide. 


Creo que Pedrito derramó una lágrima, estuvo con alguien muy cercano a él en su futuro y no pudo disfrutarlo, no sabía si era pena o alegría, pero sí sabía una cosa… no traicionaría a su creación.

Después de este alucinante incidente de tan sólo un par de horas, Pedrito aprendió algo nuevo: tratar a las personas como quieres que te traten a ti.

Horas, días, semanas, meses y años avanzaban rápidamente. El niño creció, llegó a su pubertad como cualquier otro joven, se enamoró, se desilusionó, descubrió. Luego vino su adultez, su tan esperado reencuentro estaba cerca… hoy creará a su TJ. Horas y horas de encierro, el hambre aumentaba y el cansancio era aún peor, pero Pedro no se rendía, no hasta tener en sus brazos a su leal amigo. Pasó una semana, siete días con la única idea de terminar lo ya iniciado. Quedaba el último cable, el último impedimento, su corazón se aceleraba, desde lejos se podían escuchar los latidos que daba. Está conectado, su compañero nace, la espera ha terminado.

jueves, 14 de abril de 2011

De tacones a zapatillas: No dejarse a un lado

Otoño, invierno... estaciones del año que simbolizan una cosa: frío. Las temperaturas bajan y con esto, aparecen las sopitas, cremas, sopaipillas y cafecitos. Comida, comida y más comida que después ser adhiere en nuestro cuerpo y no quiere irse ni a patadas. 

Es ahí cuando estamos como locas trotando y metiéndonos a un gimnasio en septiembre. Elíptica, abdominales, bicicleta... venga todo lo que nos haga movernos. Es que tenemos que bajar esos temido 'kilitos de más' que nos dejan estas fechas.

Pero podríamos evitarnos tanto estrés por lograr un 'verano sin polera' si nos preocupamos de nuestra salud desde HOY. No significa dejar de comer o no darse el 'gustito' de comer ese platito de crema de tomate que tanto anhelamos. No. Lo principal está en complementar una dieta saludable con un poco de ejercicio. No nos matemos en el gimnasio, muchas no tienen el tiempo. Pero cambiemos hábitos: subamos escaleras en vez de usar todo el día el ascensor, caminemos y dejemos el auto de lado un rato (además con lo caro que está la bencina no está nada de malo), comamos a las horas y no nos saltemos las comidas.
Esas pequeñas acciones marcan la diferencia. Así, cuando se acerque la primavera, no estaremos contra el reloj y podremos lucir esa linda polera que tanto nos gusta o ese short que moríamos por usar.

Recuerden que no debemos dejarnos a un lado. El amor parte en casa, si aprendemos a querernos y respetarnos, los demás lo harán con nosotras.

Éxito, XOXO.

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Bonus track:
Sepa las enfermedades asociadas a la obesidad:

domingo, 10 de abril de 2011

OTOÑO, querido otoño.

Como que iba y veía... constantemente. Pero -parece ser- que finalmente llegó para quedarse. Días nublados, brisa fresca y agradable, hojas cafés en el suelo por doquier. De esas que dan ganas de pisar con fuerzas y tirarse para pasar horas y horas echada junto a una buena lectura.
Sí, mi querido y tan ansiado OTOÑO está acercándose. Falta poquito para saborear esas ricas sopaipillas (normales o con chancaca, ambas son exquisitas), un chocolate caliente, limonadas, sopitas, etc.
Adiós calor insoportable, hola abrigos y orejeras.

sábado, 9 de abril de 2011

De tacones a zapatillas: ¿Mejor sola que mal acompañada?

Siempre que veo en las noticias los mil y un casos sobre femicidios me pregunto: ¿vale la pena estar con alguien así? ¿hasta qué punto hay que tolerarlo?. O sea, si algún tipo me levanta la mano aunque sea para un toponcito yo agarro mis cosas y desaparezco. No estoy dispuesta a que NADIE me agreda física ni psicológicamente. Pero, ¿por qué hay mujeres que siguen aguantando tanto maltrato? Tengo varias teorías: costumbre a estar con él, falta de confianza, miedo a represalias mayores, terror a estar sola, etc. 


Por esto, vivo mi soltería sin ningún problema: no debo darle explicaciones a nadie ni debo volverme una celópata por cada chica que vea a mi novio. Vivo la vida por mí y para mí. Es que si el amor va a llegar a mi puerta, no va a ser cuando esté como loca tocando una por una. Más que mal... cuando menos lo esperas, aparece.


Por eso chicas, no dejen que ningún hombre las pase a llevar. Si no aprenden a valorarse, nadie lo hará por ustedes.


Como dice el dicho: es mejor estar sola, que mal acompañada.


XOXO.

Primera columna: "De tacones a zapatillas"

Hace mucho tiempo tenía ganas de hacer una columna en mi blog, la idea estaba a medio camino y hoy la tengo concretada.


"De tacones a zapatillas" es una columna que habla sobre diferentes aspectos y pensamientos que surgen en la mente de las mujeres. No importa si se es súper femenina o más masculina. Si es una diva o más sencilla. Todas tenemos la oportunidad de decir lo que pensamos.




Espero les guste, saludos.

sábado, 2 de abril de 2011

UN DÍA VIVIENDO ENTRE CACHIVACHES

El tiempo estos días anda muy escaso. Así que, para no dejar mi blog en el olvido, escogí este texto escrito el semestre pasado. 


Se lo dedico totalmente a un profesor, Enrique Ramírez Capello, que nos impulsó día a día a superarnos. 

"LEER, LEER, ESCRIBIR, ESCRIBIR, CORREGIR, CORREGIR... VIVIR, VIVIR"

------------------------------------------------------------------------------ por María Jesús Pérez B.

A las ocho de la mañana estaba la citación para reunirnos frente a la entrada del Teatro de la Universidad de Chile, a pasos del metro Baquedano. Poco a poco los alumnos fuimos llegando al lugar de encuentro. Ya habían aparecido casi todos, por lo que decidimos caminar al departamento del profesor. Había oído que tenía cachivaches de todo tipo, pero nunca pensé que era tanto. Tras subir cuatro pisos, nos encontramos cara a cara con la puerta de entrada. En ella, una pequeña placa dorada nos decía inmediatamente dónde estábamos: Enrique Ramírez Capello, periodista.
Al entrar la sorpresa fue mayor, no había espacio sin rellenar: muñecos de colección, cuadros, pinturas, adornos, entre otros. La casa del profesor era un verdadero museo. Pero las cosas no se ubicaban al azar, cada lugar de aquel departamento tenía un tema determinado: por ejemplo, había un pequeño pasillo que daba acceso a las habitaciones y el baño, que estaba rodeado de payasos de todos los materiales  y formatos posibles: marionetas, cuadros, muñecos y máscaras. Unos más amigables, otros bastante aterradores. Aún no imagino pasar por aquel sector en plena noche, sin un rayo de luz que alumbrara el camino. Los bufones, payasos y arlequines eran de temer. Pero no todo causaba esa sensación, otro cuarto complemente diferente captó mi atención: la pieza inspirada en Pablo Neruda. Al acercarse a la entrada se observaba un gran cartel blanco con la frase: La Sebastiana, Valparaíso. Una vez dentro, el panorama era cautivador. Varios cuadros con el rostro de este poeta rodeaban la pequeña sala. En una esquina, una antigua máquina de escribir, un algo gastada, oxidada y desarmada por los pasos de los años, adornaba el lugar. Elevando la vista, un océano con unas coloridas tortugas complementaban la temática marina. Girando la cabeza, en otro pequeño sector, al lado de la puerta que daba al baño de servicio, se encontraba una caricatura del profesor con Neruda. Una sonrisa salió de mi rostro. Fue como recordar el museo de Pablo Neruda en Isla Negra. Seguí recorriendo habitación tras habitación. Parecía una niña sumergida en un mundo de fantasía, por donde mirase encontraba algo. Volví al salón principal, su techo estaba bañado por unas ramas de un árbol que circulaban por toda la cubierta, mezclándose con unos pájaros de diversos colores. En la mesita de centro, galleteros de variados diseños ocupaban el espacio. Lo acompañaban unos carruseles con melodías infantiles, entre ellos, sonaba una música navideña. Atrás, cuadros con motivos religiosos tapizaban la pared y, en un extremo del living, unas grandes matrioskas rusas, de fuertes tonalidades rosadas y rojas, alegraban el entorno.

No existía el aburrimiento en esta morada, con sólo entrar un acogedor aura te invadía, la conversación también contribuía a la causa. Reunidos en el comedor, el diálogo y la abundante comida amenizaron el sabroso desayuno. La mesa con panes amasados, jugos, pasteles, leche y donuts era el centro de la charla. Incluso unas estatuas de Chaplin y Neruda nos acompañaban. No había forma de no sentirse a gusto ahí. Pero, como todo cuento de hadas, la hora del término estaba acercándose. Las once de la mañana dieron la campanada final. Fuimos despidiéndonos del profesor, sin antes agradecerle la entretenida mañana. Era hora de volver a la realidad, las calles de gris cemento comenzaron a aparecer. El ruido de automóviles y buses que circulaban por Plaza Italia terminaron con el sueño. La rutina universitaria había vuelto.

lunes, 31 de enero de 2011

¿Remordimiento o solución?

Quizás es uno de los temas más controversiales hoy y siempre... pero no por eso deja de ser debatible y sobre todo importante de tratar.

Y es que el ABORTO no es algo que ocurra sólo en Chile, sino que en todo el mundo. Muchos apoyan esta práctica, otros la rechazan. ¿Quién tiene la razón finalmente? No sé -ni creo- que es un tema que deba verse desde un punto de vista. Sin embargo, siempre he dicho lo siguente: "si te gusta el wev... asume las consecuencias". Claro, es muy sencillo tener una noche de calentura, pasarlo bien, no cuidarte y PAF!... quedar embarazada. ¿Después abortas y fin del tema? Eso es IRRESPONSABILIDAD, aquí y en la quebra' del ají. Pero por otra parte, existen casos en que el embarazo ocurre por una violación... ¿qué se hace en estas circunstancias? Todo depende de la forma de ser de la futura madre. Si eres capaz de querer a tu bebé sin importar el origen de su procreación, genial. Pero, ¿todas pueden verlo así de simple? No necesariamente. Tal vez el recuerdo de "ese" día se vea reflejado con cada gesto de su pequeño, o tal vez no. Ni idea.

Personalmente... no podría abortar. No porque esté a favor o en contra, sino que por mi carácter, SÉ que terminaría cagándome la psiquis solita.
"Hoy cumpliría un año"
"¿Cómo sería su rostro?"
"Ayyy, se vería tan lindo(a) con esta ropita"
"¿Qué le gustaría estudiar?"
"¿Cuántos nietos tendría?"
etc...

Soy de estas personas que se imagina hasta la forma que tendría su manito o su piececito. No podría privarme de esa oportunidad de ver a un niño, MI HIJO, crecer y desarrollarse. Como dije anteriormente, sin importar su procedencia.

PD. No quiero con esto juzgar a las que abortan, dan en adopción o crían al hijo. Además, tampoco soy QUIÉN para hacerlo. Cada uno sabe lo que le conviene o ve como solución en el momento que está pasando. Al fin y al cabo... son LECCIONES DE VIDA.


Les dejo esta canción de Trigo Limpio que me llega mucho -y llega a conmover- por el contenido de la letra...



domingo, 30 de enero de 2011

De un clavo a otro

Siempre me he preguntado: ¿Por qué hay personas que tienen esa extraña necesidad de estar emparejadas en todo momento? Pasan del ex al nuevo... y si este no funcionó: venga el siguiente. Reflexionando, tal vez son personas que necesitan sentirse queridos las 24/7. Saber que -cada vez que lo necesiten- tendrán alguien que los cobijará o alentará en los momentos requeridos. Pero no por eso comparto la idea, creo que en vez de "correr a los brazos" del primer hombre o mujer que se nos cruce, debemos vivir el "duelo" con todas sus letras. ¿O es que nunca le importó su ex?
Además, con ese currículum, nadie me puede decir que después no volverá a recaer en lo mismo. Todos tenemos -y necesitamos- que los ciclos que vamos viviendo y han terminado queden cerrados. Para avanzar en la vida, para buscar nuevos rumbos o -en el caso- encontrar un nuevo amor. Uno que sea porque se quiere estar con él, y no porque fue el clavo que sacó al otro.

domingo, 16 de enero de 2011

Hace tiempo que su matrimonio no andaba bien, pese a tener dos hermosos hijos. Ella sabía que la falta de comunicación con su pareja les estaba pasando la cuenta. Entre conversaciones y consejos de diversas amigas, llegó a una drástica decisión: se buscaría un amante.

Luego de recorrer noche tras noche diferentes bares de la capital, encontró al indicado: un joven diez años menor que ella. ¿Por qué lo eligió a él? Puede ser por su tes tostada y sus ojos color miel, pero principalmente porque con él volvió a sentir esa juventud que tanto anhelaba –y ya no tenía-.

Poco a poco el romance se fue agrandando. Comenzó como un simple capricho pero ahora las cosas se ponían serias –o por lo menos para él-. Tras una intensa noche de pasión y desinhibiciones, el joven se sentía unido a esta mujer. Pero no sabía que todo cambiaría con un abrir y cerrar de ojos.

Las semanas pasaron y ella no se sentía bien. Los constantes mareos y náuseas ya no la dejaban realizar sus actividades diarias con total normalidad. Recostada en su cama, meditó sobre si la falta de preservativos de aquella noche fugaz tendría relación con estos maes que la aquejaban. Para tranquilizarse, decidió comprar un test de embarazo y realizárselo. Los nervios aumentaban con cada tic-tac del reloj… pero la tranquilidad nunca llegó: el test salió positivo, estaba embarazada. Su presión aumentó a mil por hora, ¿qué haría? La confusión era total. Sabía que no podía decirle a su marido porque descubriría su doble vida. Él se había realizado una vasectomía unos años atrás, por lo que era imposible que aquel bebé fuese suyo. ¿Qué hacer entonces? Su mente giraba por doquier, ya no podía razonar. Descontrolada, llamó a su médico de cabecera. Se conocían hace tanto tiempo que esperaba que éste la pudiese ayudar con la decisión que estaba dispuesta a enfrentar. Para su suerte, él accedió. Esa misma tarde, sin que nadie más se enterase de aquello, se realizó un aborto. Nunca más volvió a hablar con aquel joven que tantas ilusiones –y ahora traumas- le había traído.