Hace tiempo veníamos hablando del Bicentenario de Chile. Hoy ya es historia. Pero no por eso pasó desapercibido. Por lo menos para mí no. Creo que ha sido una de las Fiestas Patrias más lindas que he tenido. Partiendo - y principalmente también - porque pude compartir muchísimo tiempo con mi familia. Mi papá trabaja demasiado durante el año. No es por opción, porque sin eso no podría estar estudiando. Se lo agradezco en el alma, pero da pena no tener todas las instancias que se quieren para estar juntos como familia. Por eso, en este Bicentenario, la suerte estuvo de nuestro lado.
Primero fuimos al Circo Chino de Pekín, en una palabra: INCREÍBLE. No me gustan mucho los circos, sobre todo por los animales. Me da pena saber que tengan que estar encerrados en una jaula minúscula día y noche. Me da lo mismo si me dicen que son cuidados, que no les falta nada, etc. El hecho de que no puedan estar en su hábitat natural - como cualquier animal - me desagrada. Por eso este circo SÍ me gustó. Era más bien una presentación de diversas habilidades: los platos chinos, acrobacias, equilibrio, saltos, etc. En ningún minuto me aburrí, a cada segundo había algo que te sorprendía. Una linda experiencia para los que quieran asistir :)
Otro día fuimos al Parque Inés de Suárez. Desde que tengo uso de razón que vamos para allá. Es casi una TRADICIÓN familiar. Debo admitir que cuando chica me encantaba... es que es como el santuario de juegos infantiles, payasos, animales, etc. Pero ahora - con visión de adulto - la perspectiva me cambio en 360º. Aunque admito que nunca olvidaré esos juegos que tanto me entretuvieron cuando era chica. Eso sí, logré revivir "algo" de mi niñez: me subí con mi hermana chica (de 9 años) al barco pirata. Por mí, me quedaba abajito tranquila esperando a que ella se subiera, pero - como buena hermana mayor - la acompañé por si le daba algún ataque de histeria jajaja. Mas, como no quería subir sola, mi hermana de 16 años y mi papá también nos acompañaron. Las risas abundaron por montones, mi papá nos molestó a cada sube y baja del famoso barquito. Y, nuestro esfuerzo, valió la pena: mi hermanita se asustó, la pobre pensaba que el seguro se iba a abrir. Menos mal estábamos ahí para apoyarla, esa era la idea :)
Después de un día dieciochero, lo finalizamos en el Teatro de Carabineros para ver la "Pérgola de las flores". Jamás la había visto, aunque las canciones me las sé desde que era pequeña. Mi mamá nunca para de cantarlas. La obra... ESPECTACULAR. Ver musicales es otra cosa en la vida, es algo que, sin dudas, no deben dejar de experimentar. Totalmente recomendada.
Mis fiestas patrias familiares fueron LO MEJOR ♥!
Las extrañaba. Después de todo, la familia es lo más cercano que tengo (además de mis pocas pero grandes amigas).
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